Aunque no es muy conocida ni estudiada, Polo ha elaborado (en los tomos III y, sobre todo, IV del
Curso de teoría del conocimiento) una minuciosa doctrina, aunque diseminada, sobre la operación mental a la que llama
logos: la que unifica los dos prosecutivas (razón y generalización); y por tanto la cuarta operación intelectual, si añadimos la incoativa.
Destaca Polo en esa doctrina de dónde surge esa operación (más que de un hábito, de las dos operaciones prosecutivas ejercidas); cuáles son sus objetos: los números y las funciones, o los conceptoides y judicoides; cuál su peculiar intencionalidad (hipotética) y en qué consiste ese refuerzo de la intencionalidad in-tendere-in; etc.
Y, entre las muchas cosas que dice, habla de que no sólo el concepto ilumina la idea general para suscitar el número, sino que éste a su vez, por ser intermedio entre ambos, ilumina también a la idea general, constituyendo el cálculo; el cálculo es un generaloide.
Mi primera pregunta es si, además de a los números, también sucede esto con las funciones, si hay cálculo en ellas, también generaloide. Yo no se de matemáticas como para entender bien esto.
Y mi segunda pregunta es ¿por qué tiene tanta importancia para Polo la proposición de que los números son incalculables? ¿Se debe, simplemente, a lo dicho: a su prioridad sobre el cálculo, en el cual ya los números se particularizan?